viernes, 11 de julio de 2008

Cogito ergo...

La vida, ese extraño parasito que desmboca en un final seguro llamado muerte, se merece solamente que nos la pasemos entera pasando de ella, sobre todo en las confluencias con otros seres, basicamente el individuo debe estar en paz, vivir tranquilo y pasar tres kilos del vecino, estará solo, y aun asi se quejará de su soledad, extraños cerebros.
De cualquier manera, deseamos que todos aquellos cuyo animo no levanta un palmo del suelo, se reconforten sabiendo que por encima de hipocresias de mierdas y hostiadas, sigue muriendo gente, que no tiene culpa de nada y que con lo poco que tiene trata de sobrevivir, asi que, lamentarse es un poco cruel.
Quejemonos de manera que el mundo se iguale, para que todos podamos comer cada dia, ir al medico con zapatos y tener derecho a ser persona.
Entre tanto, me parece de mal gusto cuando no quejamos por chorradas, todos, incluido yo, deberiamos pensar bien antes de emitir un lamento banal, sin mas consecuencia que el propio desahogo personal, por encima de los cambios de identidad, de la buenas palabras, somos unos mierdas, que tenemos el privilegio de estar sentados delante de un ordenador dando rienda suelta a nuestra imaginacion, para alimento de nuestro propio ego, que finalmente termina por absorvernos y nublar nuestra vision objetiva, objetiva segun se mire, cada uno poseemos una verdad por la que incluso estamos dispuestos a dar la vida o a partirnos la cara con cualquiera.
Reclamamos un mundo libre, pero a la primera de cambio, ponemos vallas, censuramos o juzgamos segun se nos pone entre ceja y ceja, yo el primero. Y al final, moriremos y no habremos hecho mas que pelear por nada, pobre legado dejaremos a nuestros hijos, que seguiran el ejemplo de sus padres, padres poseedores de la verdad mas absoluta, que seguiran cual religion, no importa cual, pero religion al fin y al cabo.
Tito, desde un rincon